
Bueno, me veo con ganas divagar así que ahí va esto. De la que salíamos del metro en Diego de León y buscábamos la calle Eraso, a la vez que charlaba animadamente con mis colegas me iba haciendo una pregunta; una especie de barómetro: ¿Cuánta gente iba a asistir al concierto? Por lo poco que he viajado tengo bastante claro que en Madrid se concentra la mayor comunidad jevimetalera de la península. "No te jode... es la ciudad más grande. Si no fuera así, mal íbamos...." podría decir alguien. Y tendría razón. Pero no sólo es eso. En Madrid, si te buscas la vida puedes respirar Heavy Metal por los cuatro costados. Muchas veces la defino como "la capital del Heavy Metal". Aún así, todos sabemos que se dan fenómenos como que sólo asistan 70 personas a un bolo de Fates Warning. Cosas de la vida. Así que la pregunta que yo me hacía ayer tenía una respuesta que para mi era muy seria. La cuestión era la siguiente: ¿Cuál será la asistencia del público madrileño a este concierto partiendo de la base de que Enforcer son el máximo exponente de las nuevas bandas de Heavy Metal Tradicional? Me ilusionaba la posibilidad de que el evento trascendiera al centenar largo que asistimos a todos los conciertos acérrimos. No fue así. Sinceramente, me compré la entrada hace mes y pico porque pensaba que la Ritmo y Compás podía quedarse pequeña para este concierto.

Cuando llegamos, más o menos a la hora que empezaba la primera banda, mucha gente estaba tomándose algo y comentando la jugada a la entrada. No era nada exagerado pero había ambiente. De puta madre. La primera banda de la noche eran los barceloneses KILMARA. Para allí entramos como un torbellino y nos dimos de bruces con poco más de veinte personas disfrutando del concert. Yo mismo, cuando me referí al concierto en el facebook durante toda la semana, no les había hecho mucho caso a Kilmara, así que tampoco era para extrañarse. Sin embargo, el jueves me puse unos temas en su myspace y no me disgustaron para nada. Se trata de una banda que bebe de aquí y de allá y que al Heavy Metal más tradicional le suma tintes más modernos y progresivos. La gente de la banda, sabedores de que jugaban fuera de casa, no se amilanaron ante el panorama y ofrecieron a los presentes un buen concierto que se fue animando a medida que fue entrando gente a la sala. Buen concierto de los Kilmara.

Cuando Kilmara finalizaron el concierto salimos a tomar algo fuera. Se nos fue un poco la hora y entramos con los Enforcer sobre las tablas acometiendo el primer tema. Para variar no recuerdo bien ni los temas que tocaron ni el orden de los mismos. Lo que si que me sorprendió de primeras fue ver a Olof, el cantante, con una guitarra colgada del hombro. Y el fallo es mío por no saberlo. En enero Adam Zaars abandonó la banda de forma amistosa y ahora se encarga el cantante de las labores rítmicas dejándole mayor responsabilidad al otro guitarrista Joseph Tholl. Inevitablemente esa circunstancia condiciona toda la presencia escénica de la banda. Que fue magnífica, por otra parte. No es que la banda sonara perfecta que te cagas. No. Los problemas que Kilmara tuvieron con el sonido del bajo se reprodujeron con los Enforcer y el asunto de Olof ocupándose de una guitarra no pudiendo centrar toda su atención a las labores vocales restaron unos puntos a la actuación de la banda. Aún así fue lo más fresco y excitante que he escuchado desde la actuación de Alltheniko y Wild en el Pounding Metal. No me defraudaron para nada. Ahí me situé yo, como un máximo fan que soy, en primera fila teniendo ante mis morros a Joseph Toll. El hombre se quedó hasta la polla de que le diera toques continuamente en las zapatillas pero a la vez se partía el eje cada vez que me miraba. Al otro lado del escenario Tobias, el bajista, lo daba literalmente todo aunque no le acompañara el sonido. Y el batera Jonas cumplía a las mazas sin destacar especialmente. Enforcer manifestaron sobre las tablas los mismos argumentos de sus discos: velocidad, machaconeo, melodía, cambios, suciedad... Perfecto. Ese es el sonido. Esa es la actitud. Ni más ni menos. Se me hizo tan corto o más que la actuación de los Alltheniko en el Pounding Metal. Pura tralla auditiva de exquisito planteamiento. Una cosa les diferencia del resto: Sus temas son superiores. Es un hecho. No sé quién compone pero hace un trabajo impecable. Espero que esa no fuera una labor exclusiva del guitarrista huido Adam Zaars. Qué placer ver que las bandas que aparecen en este Blog son de un nivel altísimo en directo. Hasta el momento he podido disfrutar de Steelwing, Steel Horse, Ghost, Ciclón, Striker, In Solitude, Wild, Alltheniko y Enforcer. Grandes actuaciones todas. Bandas de mucho nivel. No estamos equivocados. El relevo está ahí. No va ser tan multitudinario ni glamuroso como en los ochenta pero los que estemos cerca lo vamos a pasar muy bien.

No me quiero extender mucho con mis palabras sobre el concierto de Tank porque nada bueno va a salir de mi boca. El hecho de salir detrás de Enforcer multiplicó por diez el hecho de que son una banda que se ha hecho mayor. En principio esto no tendría que ser un problema pero Tank fueron en su gran época una banda fresca, rápida, punzante, sucia... Y ahora poco queda de eso. No me gusta nada ver una banda tan alejada de lo que representaron. Pocas bandas de la NWOBHM lograron grabar cinco discos en los ochenta. Tank lo hicieron porque se salían de la norma. Eran especiales. A eso contribuía, y mucho, Algy Ward y su actitud, su voz y sus huevos. No quiero pecar de imbecilidad aquí y no reconocer el talento y la voz de Doogie White pero las señas de identidad de la banda se quedaron por el camino. Son otra banda distinta a la que fueron. Me decepcionaron. De su época he visto en directo bandas como Diamond Head o Witchfynde, por no hablar de los mainstream Saxon o Maiden, y, sin duda, la actuación de ayer de los Tank ha sido la más decepcionante. Nada acorde con su legado. Joder, y eso que no iba a rajar... Bueno, es lo que pienso. Ahí queda eso.